En cuestión de meses, los incipientes BBS Paranoicos habían registrado su primer demo, debutado en vivo y compuesto el material de lo que sería su primer disco. De nuevo entrará en juego la astucia para saber utilizar y optimizar al máximo los acotados recursos disponibles, sobre todo si ahora se trataba de grabar un disco de manera medianamente profesional, sin dinero de por medio, e incluso sin los instrumentos y equipos necesarios para tal labor. ¿Cómo lo harían esta vez?
Carlos Kretschmer, gestor innato, acudió a su contacto más inmediato para poder conseguir un lugar para grabar. Ese lugar sería nada menos que Estudios Horizonte, lugar de sus emisoras radiales como también de producción musical de alta gama, uno de los mejores y más caros estudios del Santiago de los noventa. El contacto de Kretschmer no era otro más que su padre, ingeniero electrónico del estudio, que había sido construido bajo la administración del renombrado ingeniero en sonido y productor Hernán Rojas, y donde habían grabado estrellas del pop y rock chileno como La Ley o UPA!
Carlos: “Mi viejo, junto a Hernán Rojas, construyeron y armaron ese estudio. Mi viejo se encargó del tema acústico, los parlantes, cables, equipos, conexiones, todo eso. Yo sabía que existía este estudio y sabía de las bandas que habían grabado ahí. Hablé con él para ver la posibilidad de grabar en los momentos que el estudio no se ocupara, a la hora que fuese, nosotros nos adaptábamos con tal de poder usarlo en pequeñas ventanas. Finalmente él consiguió la posibilidad de que pudiéramos ir a grabar al estudio algunas canciones y ver qué podía salir. Por supuesto, eso se haría cuando el estudio no se estuviera ocupando y cuando pudiese haber algún técnico que nos recibiera y que se prestara para lo que necesitábamos. Fuimos varias veces. La primera vez fue un sábado a mediodía hasta la tarde, las primeras sesiones fueron así. Y luego pasaba un mes y volvíamos un viernes en la noche. Después fuimos otro sábado y pasaban tres meses en que no íbamos y volvíamos a grabar un domingo. Estuvimos así durante los últimos meses del ‘91 y gran parte del ‘92”.
Pedro: “[Con Incierto final] no teníamos idea de lo que estábamos haciendo, ni a dónde queríamos ir, ni de lo que éramos capaces de lograr. Aparte, como cuenta la leyenda negra de ese disco, el ingeniero con el que grabamos tampoco cachaba, no tenía un fogueo en grabar discos. Fue una prueba para él y una prueba para nosotros. Por eso el disco a veces es tan disímil en su sonido, de hecho, grabamos con dos sets de instrumentos distintos” (1).
Como cuenta Kretschmer, la gestión con su padre funcionó y lograron entrar al estudio, aunque de manera intermitente (2), todo para poder financiar las grabaciones, pues, de haber usado el estudio de manera convencional los costos habrían sido inalcanzables para ellos. Con paciencia y trabajo la banda logró realizar sus sesiones de grabación para su primer disco, que llevaría por nombre Incierto final.
Álex: “En comparación a la pésima experiencia del demo, esta grabación fue otra cosa. El estudio era otra cosa, aunque nosotros no teníamos nada de experiencia, ni de conocimiento como para haberlo aprovechado mejor, pero aun así la calidad de los equipos y de la grabación estaba a kilómetros del demo. Fue una buena experiencia para mi primer disco de estudio”.
Juan: “Había un ingeniero que recién estaba partiendo y querían foguearlo para que grabara bandas y lo pusieron a trabajar con nosotros como una especie de experimento. El estudio era increíble. Tenía cosas que hasta el día de hoy añoramos. La calidad de los equipos era tremenda, consolas, micrófonos, procesadores, un montón de cosas que tienen los estudios de alta gama. El ingeniero hizo lo que pudo dentro de sus posibilidades. Y nosotros llegamos con instrumentos de feria, de juguete, la verdad que de pésima calidad. Y nos preguntábamos por qué no sonábamos como Bad Religion. La verdad es que la ingenuidad y la inocencia en esos años era alta. El desconocimiento era absoluto respecto de lo que significaba tener un buen instrumento y en cómo afecta esto en la cadena de grabación. Grabamos como se nos ocurrió. Desaprovechamos la oportunidad desde el punto de vista musical o de aprendizaje, pero sí lo aprovechamos para sacar algo medianamente decente con buen contenido y mensaje que quedaron plasmados en un disco. La historia es linda, refleja lo precario del momento y las ganas se lo comen todo, terminan haciendo todo, porque quizás no lo hubiéramos hecho en otras circunstancias”.
Álex: “Nos quedaba poquita cinta y nos quedaba grabar un tema que era ‘Terrible final’. Duraba como dos minutos y medio, casi tres, pero quedaban menos de dos minutos de cinta, así que tuvimos que acortarlo. Pero aun así no alcanzaba la cinta, así que tuvimos que acelerarlo para que entrara. Ese tema no era tan rápido como quedó grabado, jajaja”.
Carlos: “La guitarra y el bajo que teníamos no estaban a la altura, eran hechizos. Tampoco teníamos baterías, ni amplificadores de guitarra, ni efectos, ni nada. Entonces fue todo bien desordenado. Íbamos grabando las canciones que íbamos haciendo, por eso el disco a veces suena tan disparejo”.
Álex: “Primero arrendamos una batería súper buena para grabar, quedó un sonido bacán. Con esa grabamos la mitad de los temas. Para la segunda sesión grabamos la otra mitad de los temas con una batería bien penca, no nos alcanzó para más, así que el sonido no quedó muy bueno que digamos. Tuvimos que hacer una repasada medio electrónica sobre las baterías para que quedaran todas parejas. Por eso suena así la batería, como medio artificial, pero no es artificial, sino que es por esa repasada para igualarlas”.
Carlos “Para la segunda sesión de batería simplemente no teníamos, así que contacté al ex batero de Mentes Subterráneas, que era de Maipú. Nos salvó. Tuvimos que ir a buscarla, pero la batería estaba en estado deplorable. Todos los fierros estaban gastados, tú cerrabas una llave para fijar los tambores y se corrían, entonces había que amarrarlo. Todo el hardware estaba dañado, ni me imagino cómo deben haber estado los parches. Pero bueno, con los micrófonos, unas cuantas amarras, la creatividad y la buena voluntad del ingeniero, se logró grabar. El ingeniero a cargo fue Daniel Parra, y él, al igual que nosotros, tampoco tenía gran experiencia. Estaba empezando. No le pagamos nada. Fue un acuerdo, como todo en esa grabación. Si hubiésemos tenido que pagar por usar el estudio como lo usamos, aún estaríamos debiendo plata”.
Pese a la inexperiencia de los músicos y del ingeniero, además de las extrañas condiciones en que se grabó, BBS Paranoicos lograron su objetivo de registrar su disco de larga duración. Trece canciones donde la velocidad del hardcore punk se siente como la referencia principal en el centro de una relectura de los principales códigos de los primeros 7 Seconds fusionados con matices de punk rock español. “Libertad condicionada”, “Comisión civil”, “Estás perdido”, “Saltando entre las ruinas”, “Paranoico bebé”, “Terrible final”, “Nada por qué vivir”, “Skasi un chiste que te maten por la patria”, “Adelante juventud”, “Lo tradicional”, “No entiendo cómo pudo suceder”, “Camisas sucias” y “Despierta” son los tracks que conforman Incierto final, uno de los discos seminales del hardcore punk acuñado en Chile.
Notas:
1. Extraída de Disco punk. Veinte postales de una discografía local. Ramón, Emilio / Vargas, Ricardo. 2020.
2. “Grabación realizada en Estudios Horizonte en sesiones esporádicas durante 1992”, se leería en el interior del casete editado finalmente en 1993.
Rossana Montalbán – Tanto insistir. La historia de BBS Paranoicos
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